Denominamos riesgos psicosociales a aquellos factores de riesgo para la salud que se originan en la organización del trabajo. Estas generan respuestas de tipo:
A. Fisiológico: reacciones neuroendocrinas
B. Emocional: sentimientos de ansiedad, depresión, alienación, apatía, etc.
C. Cognitivo: restricción de la percepción, de la habilidad para la concentración, la creatividad o la toma de decisiones, etc.
D. Conductual: abuso de alcohol, tabaco, drogas, violencia, asunción de riesgos innecesarios, etc.
Las cuatro anteriores son conocidas popularmente como “estrés”, y pueden llegar a ser precursoras de enfermedad–por ejemplo, el “burnout”, cual se refiere a la sensación de estancamiento laboral, agotamiento emocional y despersonalización en cuanto al trato indiferente hacia los colaboradores–dependiendo de la circunstancia por intensidad, frecuencia y duración.

Se distinguen seis grandes grupos de riesgos psicosociales, donde se habla de...
· Exceso de exigencias: trabajar rápido o quedarse para acabar o llevarse el trabajo a casa; cuando el trabajo requiere que escondamos los sentimientos o nos desgasta emocionalmente.
· Falta de control: no tener margen de autonomía en la forma de realizar nuestras tareas; cuando el trabajo no da posibilidades para aplicar nuestros conocimientos o para aprender nuevas habilidades.
· Falta de apoyo: trabajar sin la ayuda de los superiores o compañeros, con las tareas mal definidas, sin la información adecuada y a tiempo o sin planificación.
· Escasas compensaciones: tener incertidumbre con respecto a la permanencia de nuestro empleo o ser obligado a cambiar de puesto, servicio u horario contra nuestra voluntad, o no reconocer nuestro trabajo.
· Doble presencia: las exigencias relativas a la jornada laboral no permiten realizar las tareas de cuidado de nuestra familia.
· Bajo capital social: el trato es injusto, arbitrario; hay falta transparencia o no hay confianza entre trabajadores y dirección.
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